miércoles, 23 de enero de 2013

Mi Primer Alisado de Cajita

Desde que tengo uso de razón me habían criado con la mentalidad de que tenía un pelo malo y me habían hecho creer que eso era un castigo de Dios. Así que un día cuando estaba en primer grado la maestra nos pregunta a los estudiantes del salón: ¿Qué quieren ser cuando sean grandes?  Mi compañero contesta bueno yo quiero ser doctor, mi otra compañera dice que quiere ser bióloga marina y yo por pasar del paso digo quiero ser veterinaria. Pero cuando llego a mi casa ya harta de los complejos por el supuesto pelo malo y con ansias que mis compañeros me aceptaran. Me dije a mi misma al diablo la veterinaria quiero ser blanca y con pelo lacio.
Cuando entre  a la escuela siempre le pedía a mi mama que me llevara a un salón de belleza para poder tener mi pelo lacio igual que mis compañeras del salón de clase. A lo que ella me contestaba que no se podía porque todavía estaba muy pequeña para un alisado. Según mi mama mi cráneo no estaba tan fuerte para aguantar esos químicos.
Hasta que una tarde después de haber pasado un día lleno de sobrenombres y malos ratos en la escuela mi mama me dice que la acompañe a la farmacia. Mientras ella compraba unas medicinas, yo me escape de ella y llegue al pasillo de los productos de cabello. Una vez allí mis ojos comenzaron a brillar cuando de repente veo una niña negra en una caja y con el pelo lacio.


 En ese instante mágico me visualicé llegando a la escuela al otro día y  todos en shock con mi pelo lacio o peor aun creía que al usar ese producto todos iban a pensar que mi pelo era lacio natural. Comencé a inventarme las excusas que les iba a dar a mis compañeros de cómo mi pelo estaba lacio.
Entre mis tres excusas ingenuas estaban:
1) Lo que pasa es que me peine y me quedo así el pelo.
2) Me pase el blower y un acondicionador
3) No se me levante y quedo así.

Agarro el producto y se lo llevo a mami.  Al ella ver mi cara de felicidad desde lejos lo primero que me dice es:” Hoy no te voy a comprar juguetes”. Pero yo insistentemente  le muestro  la cajita mágica la supuesta solución a todos mis males. Ella se alegro al ver que existían alisados para niñas y lo primero que me dice es: “Que bueno ahora se me va a hacer más fácil peinarte”.  Sin pensarlo dos veces mi bella madre me compro mi primer alisado de cajita.

P.D Al otro dia mi pelo estaba mas duro que el cemento Ponce.

Att.
Stephanie
Good Vibes




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